jueves, 7 de abril de 2011

I

No concibo otra idea del arte que no sea con honestidad, no es cuestión de estilo o de talento, se trata de la capacidad de hablar de algo con toda la honestidad posible, traducir la realidad sin tapujos ni adornos, procurar la esencia y rechazar los artilugios de la vanidad, hacer a un lado la pretención.

No hay otra forma de arte más que la verdad.

Es esa la razón por la cual hablo de mi, de esas regiones que poco a poco logro descubrir, explorar, aquellas que alcanzo a traducir.
Me resulta imposible hablar de una realidad que no me toca,desconfío enormemente de cualquier fenómeno que no me atraviesa por completo, no puedo creer en nada que no deje huella en mi.

Por eso hablo del arte, del lenguaje, del amor, el abandono, la noche, la luna, los balcones, el odio, el deseo, la impotencia de los ciegos y el agridulce recuerdo de los muertos.

Hablo de lo que conozco, lo que vivo, lo que padezco, hablo de lo que en mi existir se percibe como verdadero.

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