miércoles, 31 de marzo de 2010

Te dió el Tedio

Tengo cosas que hacer, reportes de lectura que entregar en el trabajo y no tengo ganas.
(esperen, se conectó mi amigo Squee, iré a saludarlo, vuelvo)
Ya lo saludé, me presume que irá al cine, yo quiero ir al cine, quiero ir al cine y como niña chiquita quiero sentarme con palomitas, refresco y una crepa de Nutella o de Zarzamora con Queso Philadelphia.

Ah si.. ¿que estaba diciendo? Si, ya recordé, que tengo que hacer un chingo de pendejadas para la puta chamba y no quiero, tengo burnout, estoy vieja, cansada y sin ilusiones, como humpty dumpty. Quiero que mi trabajo se haga automáticamente mientras yo termino de leer una recopilación de cuentos rusos, tomo vodka tonic y como sushi. Ah, quiero sushi y quiero vodka tonic =(

Quiero tirarme en el pasto a leer cosas chidas hasta que me sangren los ojos, mientras escucho las suites para chelo de Bach, y luego a Apocaliptica y luego buscaré todos con conciertos para chelo y moriré.

Ayer platicaba con Hongo y le decía que las Suites para Chelo de Bach me parecen una excelente música para morir desangrada, Rachmaninov es música para morir por pastillas, es cierto, pero Bach implica un poco más de intensidad. Los nocturnos de Chopin en definitiva es música para morir en los brazos de la persona a la que amas mientras ambos duermen.

Así como hay música para morir, hay música para antes de morir, como por ejemplo, si algún día quedo en coma o en estado vegetativo o una madre de esas, quiero oír Comfortably Numb de Pink Floyd todo el tiempo, hasta que logre desprenderme.

O hay canciones para Le Petit Morte, como llaman los franchutes a los orgasmos, temas como Flying de Anathema o Never Walk Alone de Megadeth.

Ah! Amo la muerte porque viene con su propio soundtrack!

domingo, 28 de marzo de 2010

Una vez...

Existió un cometa.
En su viaje se enamoró de una estrella hermosa.
Decidió quedarse a vivir en su sistema.
Se convirtió en luna.
El sol (que así se llamaba esa estrella hermosa)
no sabía nada de lunas que eran cometas
ni del amor que ésta le profesaba
Con sus llamas solares, fue destruyendo poco a poco a esa luna
hasta que un mal día,
en un eclipse total
la luna no soportó más
y terminó por explotar.

Y así fue la historia de la luna que fue cometa.
No más luna.
Sólo polvo de estrellas.

Sólo una gran estela de polvo que se divisa en cualquier esquina de supermercado, bienvenido cometa.

De regreso a tu órbita.  A una órbita que quizá, ¿regresa?

Nulifícame, devuélveme los tiempos de paz.

La niña del cometa.


Regálame una canción-  Pidió la niña.

¿Perdón? – Dijo el Hombre

Regálame una canción – Repitió la niña con los ojos cristalizados como un par de obsidianas, negros y profundos que parecían tragarse la alegría de todo lo que tocase con su mirada. Parecía triste, muy triste, como si algo la estuviese consumiendo por dentro.

Yo no sé componer canciones – Aseguró el hombre, quien sabía algo de guitarra y era amante de la música, pero no se consideraba un artista en absoluto.

No importa, regálame una canción – La mirada de la niña era insistente y el hombre, conmovido por su tristeza, comenzó a tocar para ella una melodía que conocía muy bien, era una canción de una de sus bandas preferidas, llamada Led Zepellin, las notas surgían de la guitarra con una dulzura que casi abrazaba.
Misteriosamente el ceño de la niña se frunció. Unos par de minutos de transcurrida la melodía la niña interrumpió

Esa no me sirve, no tiene letra –

Esta canción la tiene, sólo que pensé que no la necesitabas – Respondió el hombre, visiblemente molesto por la falta de apreciación de sus habilidades musicales por parte de la niña.

Cántame la letra – La niña parecía con prisa, preocupada por algo, el hombre decidió no preguntar nada, se aclaró la garganta y comenzó a cantar.

There's a lady who's sure all that glitters is gold 

And she's buying a stairway to heaven. 



Enseguida fue interrumpido por la niña.

No, esa letra no me sirve, no puedo llegar al cielo en una escalera, yo viajo en un cometa – El comentario sorprendió al hombre, quien decidió preguntar

¿Qué es lo que dices? ¿Irás al cielo en un cometa? –

Así es, y tengo que irme pronto, mi tiempo aquí se ha terminado. Vine a este planeta a buscar alguien muy especial para mí. Ahora eso se ha terminado, él no disfruta más mi compañía. Tengo que marcharme. Tengo que subirme a mi cometa, él pasará por mi esta noche y será un viaje muy largo y muy triste, será un viaje de vuelta a la soledad, el camino es doloroso y muy frio, me sentiré muy mal, sufriré mucho. Por eso necesito una canción que me acompañe durante todo el viaje, para escucharla todo el tiempo y recordar a mi persona especial. Necesito una canción que me haga compañía todo el tiempo y me ayude a recordarlo siempre -

  Anda, regálame una canción –

El hombre no entendía a lo que se refería la niña pero vió en sus ojos tanto dolor que decidió no preguntar.

Comenzó a improvisar en su guitarra una melodía dulce y deprimente y comenzó a cantar, inventó una letra sobre el adiós y el dolor, sobre lo difícil que es dejar ir lo que se ama, pero la valentía que implica dejar ir las cosas a tiempo, antes de que el daño sea mayor.

La niña sonreía, pero sus ojos aún seguían agonizando, dio las gracias, se acurruco en una esquina y se quedo dormida.

A la mañana siguiente el hombre la buscó por todas partes. No la encontró.

En el lugar donde se había quedado dormida sólo encontró un montón de lágrimas convertidas en polvo de estrellas, volvió la mirada al cielo que aún no terminaba de iluminarse con el sol y pudo ver la estela morada de un cometa que se alejaba por el horizonte….

martes, 23 de marzo de 2010

Wish list...

Como quise encontrar la forma más sublime
de llegar a tu alma
y hacerme incisiva en tí
como un pecado que nos obliga a confesarnos
como un dolor que nos obliga a llorarlo
como el frío que nos obliga a estremecernos
como el amor que consume nuestro interior
y nos obliga a componer un poema
o una simple canción.

Bienvenida la nulidad

Deseaste ser aquello para lo que no naciste.

Pobre estúpida.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Disco Fever

No, nada que ver con Travolta.

Sólo quería decir, (porque se bien que nadie leerá esto mas que yo), que es casi la una y media de la madrugada, que acabo de bajar doce discos nuevos y me, por medio de este (medio), me propongo hacer una reseñita de cada uno de ellos, digo.. mínimo para tener algo que hacer.

Como sea, dormiré ya, ya que no puedo estar en los brazos de mi Komodo (amo dormir a su lado), intentaré conciliar el estúpido sueño y alejar los pensamientos asquerosos de mi cabeza.

En fin, una estúpida entrada más sin sentido.

Démosle un sentido

Si, odio el Facebook, ¿cuál es el pedo?

n_n

martes, 16 de marzo de 2010

Incoherencias

Las bestias arremeten contra todo resquicio de tranquilidad,
devoran todo, lo disuelven como esmalte de uñas en acetona.

Todo arde, se desmorona.

La vida es tan lenta y yo tan incapaz de aferrarme a nada.

Como una perfecta naufraga que jamás conoció un puerto.

Me desvisto frente a espejos que no reflejan mi imagen ya borrosa, desgastada por las lagrimas.

Lleno lugares sin física que no significan nada, lugares comunes como el común de mi pena.

Deseo de una vez por todas descansar.

Claro que da miedo estar con una persona como yo, realmente es espantoso y llena de un enorme temor el ser una persona como yo.

Incoherencias. Bah!

jueves, 11 de marzo de 2010

Un poemita de la Belli que me encanta, es hermoso leerse en otras letras.


NO ME ARREPIENTO DE NADA


Desde la mujer que soy,
a veces me da por contemplar
aquellas que pude haber sido;
las mujeres primorosas,
hacendosas, buenas esposas,
dechado de virtudes,
que deseara mi madre.
No sé por qué
la vida entera he pasado
rebelándome contra ellas.
Odio sus amenazas en mi cuerpo.
La culpa que sus vidas impecables,
por extraño maleficio,
me inspiran.
Reniego de sus buenos oficios;
de los llantos a escondidas del esposo,
del pudor de su desnudez
bajo la planchada y almidonada ropa interior.
Estas mujeres, sin embargo,
me miran desde el interior de los espejos,
levantan su dedo acusador
y, a veces, cedo a sus miradas de reproche
y quiero ganarme la aceptación universal,
ser la "niña buena", la "mujer decente"
la Gioconda irreprochable.
Sacarme diez en conducta
con el partido, el estado, las amistades,
mi familia, mis hijos y todos los demás seres
que abundantes pueblan este mundo nuestro.
En esta contradicción inevitable
entre lo que debió haber sido y lo que es,
he librado numerosas batallas mortales,
batallas a mordiscos de ellas contra mí
-ellas habitando en mí queriendo ser yo misma-
transgrediendo maternos mandamientos,
desgarro adolorida y a trompicones
a las mujeres internas
que, desde la infancia, me retuercen los ojos
porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños,
porque me atrevo a ser esta loca, falible, tierna y vulnerable,
que se enamora como alma en pena
de causas justas, hombres hermosos,
y palabras juguetonas.
Porque, de adulta, me atreví a vivir la niñez vedada,
e hice el amor sobre escritorios
-en horas de oficina-
y rompí lazos inviolables
y me atreví a gozar
el cuerpo sano y sinuoso
con que los genes de todos mis ancestros
me dotaron.
No culpo a nadie. Más bien les agradezco los dones.
No me arrepiento de nada, como dijo la Edith Piaf.
Pero en los pozos oscuros en que me hundo,
cuando, en las mañanas, no más abrir los ojos,
siento las lágrimas pujando;
veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo,
blandiendo condenas contra mi felicidad.
Impertérritas niñas buenas me circundan
y danzan sus canciones infantiles contra mí
contra esta mujer
hecha y derecha,
plena.
Esta mujer de pechos en pecho
y caderas anchas
que, por mi madre y contra ella,
me gusta ser.

Compulsiones

Sinceramente no se de compulsiones, las razones o qué significado tengan.
Sólo sé que son como pequeñas agujas que me perforan las entrañas cuando no puedo existir, y me vuelvo insufrible, nefasta y con algo tengo que desquitarme.

El día de hoy pasó, me desperté sintiéndome sucia, indigna, un mal sueño y todo mi día apesta, mi maldita inseguridad, mi nulidad, esta maldita costumbre de no ser nadie, de ser nada. Me sentí sucia y con pena de mostrarme a los demás, y mi baño pago las consecuencias, me puse a limpiarlo con una obsesividad insana, quería quitarle toda la mugre, quería exorcizarlo de mugres pasadas, de malos olores, quería sacarle todo resto de mierda en él. 

Usé ácido muriático y el resto es historia, terminé en el hospital con una crisis asmática y horas y horas de nebulizaciones hasta que conseguí respirar por mi misma. 

Tener la máscara de oxígeno puesta era algo chistoso, dentro de todo el drama, de mis labios y uñas cianóticas y de mi voz super ronca, interrumpida por mi respiración acelerada, como queriendo absorber todo el oxígeno, aún asi fué divertido. Me sentí Darth Vader o algo así.

Recordé cuanto odio los hospitales, las salas de emergencia me traen tantísimos malos recuerdos.
Se me figuran al infierno, un lugar repleto de personas que sufren, y rodeados de personas que son total y absolutamente indiferentes al dolor, como si fueran las cosas más opuestas del mundo.
Por un lado tienes a la versión mas vulnerable del ser humano, un humano que sufre, que duele, que teme por su vida.
Y la versión más arrogante e in-humana del humano, seres superiores con el poder de dar o quitar alivio y que jamás te mirarán a los ojos con algo de compasión. Com-pasión, que linda palabra. Pasiones que se comparten. 

Nah, de eso no hay ahí.

Linda fama he de tener, que dos personas hicieron comentarios al respecto cuando comenté mi incidente.

Una de plano preguntó si en verdad había sido un accidente.

La otra, me culpó de querer llamar la atención

Mis pequeños y estimados compatriotas, si voy a llamar la atención o a quitarme la vida, definitivamente será con algo más digno que la limpieza de un baño, lo prometo.