No Alexandra, no lo niegues.
El alma te pesa y sólo atinas a mirar por la ventana, contener el llanto y componerle versos a todas las cosas invisibles del exterior.
Tu mente vuela al país de los muertos donde eres abrazada por el lenguaje y coronada con violetas.
Mientras tanto, sólo eres esencia presentida por la proximidad de un otro que te nombra.
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